Mi primera ponencia



El campesino griego: sujeto de derecho en la pólis

Resumen
El campesinado en la Grecia antigua sufrió transformaciones en su estatus impositivo, desde una ausencia total de tributos en su perjuicio hasta el padecimiento de onerosas cargas fiscales. En ambos extremos de un mismo y único proceso se verifica un idéntico fenómeno, esto es, la incorporación del campesinado antiguo a la comunidad política, como miembro pleno con todos los derechos. El modelo de organización y participación política del campesinado rehúye las categorías sociológicas de sociedad primitiva, sociedad campesina o sociedad industrial. El objetivo del presente trabajo consiste en proponer una mirada de este sujeto que contemple su especificidad  política, social y económica, desde una perspectiva cultural.

Palabras claves
Campesino – Campesinado – Sujeto de derechos – pólis – Grecia antigua

Concepto de campesino y campesinado
Comenzaré este trabajo con la definición de campesino según Teodor Shanin: una entidad social con cuatro facetas esenciales e interrelacionadas: la explotación agrícola familiar como unidad básica multifuncional de organización social, la labranza de la tierra y la cría de ganado como el principal medio de vida, una cultura tradicional específica íntimamente ligada a la forma de vida de pequeñas comunidades rurales y la subordinación a la dirección de poderosos agentes externos (Shanin, 1974: 8). El autor plantea en su definición los componentes básicos que serán de referencia obligada en cualquier estudio acerca de la cuestión campesina: la unidad de producción y consumo de naturaleza familiar; la actividad agropecuaria; una cultura específica y la presencia de agentes externos. Como toda definición constituye un modo de entrada, un punto de anclaje para el estudio. Una crítica a esta definición puede examinarse a partir del trabajo de Pierre Vilar: lo que me preocupa es el empleo de la palabra “campesino” sin calificativo, como si existiera un campesino-concepto, un campesinado “en sí” (…) –Hay – dos visiones del campesinado como factor político: un campesinado centro de todos los conservadurismos, de todas las reacciones, y un campesinado centro de todas las esperanzas revolucionarias (las de un Che Guevara o de un Franz Fanon) (Vilar, 1978: 267-268) . Para este autor, la noción de campesino es de carácter intelectual, teórica y necesita ser acompañada de la necesaria adjetivación, que precise el contexto exacto donde está siendo empleada. Como ejemplo de esta última afirmación cito: me limito a precisar qué inoperante sería hablar de una “cuestión agraria” española, cuando existen un latifundio andaluz y un minifundio gallego, una huerta valenciana y una viticultura catalana (…) admito que se hable de un “campesino español”. Es una figura. No de una “economía campesina” española. (Vilar, 1978: 302). La crítica que observo en Vilar, respecto de la definición presentada por Shanin consiste en confundir un instrumento de análisis teórico, la definición de campesino, con un objeto de estudio, esto es, las comunidades rurales que pueblan diferentes geografías que  coexisten bajo una misma unidad política, en la cita, una nación. Una vez aceptada la definición de campesino y campesinado propuesta por Shanin pasaré a continuación a examinar el factor externo, elemento constitutivo de la definición de campesinado.

El factor externo
Una aproximación a la definición de campesino y campesinado debe necesariamente incluir el análisis del factor externo, componente comúnmente aceptados por los diferentes autores incluidos en este trabajo, y que integra la definición propuesta por Shanin, quien los llama poderosos agentes. Una unidad productora y consumidora rural está condicionada por factores tales como los precios de los productos, el costo del transporte, la presión fiscal. El análisis de su trabajo requiere la consideración de estos factores, que Worsley llama dimensión externa del campesinado. Veamos su definición: Las características que acabamos de mencionar –según la tipología de Shanin – pueden agruparse en dos grupos: las dimensiones “interna” y “externa” del campesinado (…) La segunda dimensión, esto es, la relación del campesinado con la sociedad en general, comporta algo muy diferente: examinar las relaciones sectoriales del campesinado como colectividad, de parte a todo. (Worsley, 1984: 172) Más adelante en su trabajo, el investigador citado explica que la familia considerada como unidad de producción y consumo rural contrae deberes y obligaciones derivados de la estructura política: el campesino, aún siendo propietario de la tierra, soporta el hostigamiento de los grandes terratenientes, la necesidad de emigración a zonas más productivas e inclusive cambios generados por diferentes reformas agrarias. Según este autor, estas presiones no son consecuencias ni del mercado ni de la lógica de producción; obedecen a la estructura política general del orden social feudal (Worsley, 1984: 176). Los forasteros poderosos según la terminología empleada por John Duncan Powell, poseen la tecnología y recursos económicos y por este motivo pueden –y efectivamente lo hacen – apoderarse de los excedentes de producción. De esta manera, se profundiza el mecanismo de sometimiento de los miembros de la comunidad rural hacia las élites que actúan fuera del ámbito rural en su propio beneficio. Los agentes externos, entonces, actúan de manera coercitiva, condicionando y regulando la actividad de los campesinos. A continuación consideraré a la tierra, como sustrato material donde el campesinado ejerce su actividad principal.

La posesión de la tierra
Un aporte de Peter Worsley a la “cuestión campesina”, según entiendo, consiste en dividir el objeto de estudio en dos grandes grupos: propietarios-productores y productores. El criterio que utiliza el autor es  la posesión de la tierra. Si bien en ambos grupos las tareas son básicamente las mismas, la diferencia es nítida: en el primer caso los beneficios del trabajo se obtienen para el grupo de explotación familiar mientras que los simples productores perciben únicamente un salario por la labor realizada, a saber: dentro de la agricultura misma quisiera hacer una distinción al menos como tipo ideal, entre los pequeños propietarios-productores y los productores rurales, es decir, los trabajadores sin tierra que trabajan por cuenta ajena a cambio de un salario (Worsley, 1984: 168).  La posesión de la tierra, por lo tanto, determina un lugar en la sociedad y en definitiva el estatus económico del campesino. Según observo hasta aquí, las posturas de Worsley y Powell son coincidentes entre sí y están de acuerdo con el sentido común: quien posee la tierra posee la riqueza. En la misma línea de pensamiento ubico a Shanin, quien sostiene que la tenencia de la tierra es determinante del bienestar tanto del campesino como de su familia y establece la distinción entre los derechos de propiedad y de uso. Sólo el terrateniente es poseedor de la tierra –en cantidad suficiente para vivir fuera de ella y con comodidad- en tanto que el campesino detenta el uso de la misma. De esta manera se constituye un entramado de relaciones donde emergen, además, otros actores del proceso productivo: comerciantes, transportistas, artesanos, etc.; pero generalmente es el terrateniente quien ejerce el control social. Afirma Shanin: la tenencia campesina de la tierra representa un mapa de relaciones humanas más que fragmentos impersonales de propiedad (…) El campesino tiene su tierra, lo que implica derechos de uso, en tanto su propiedad legal puede haberle sido conferida a él, a su aldea, al Estado o a un terrateniente (…) Tierra significa poder (Shanin, 1984: 33-34). Una vez establecida someramente la definición de campesino, la importancia del factor externo y el valor de la tierra, pasaré a examinar brevemente el funcionamiento del campesinado en la Antigua Grecia.

La tierra en la Grecia antigua
Finley sostiene que en la antigua Grecia la tierra se encontraba, en principio, libre de cargas impositivas, más aún, un diezmo u otra forma de impuesto directo sobre la tierra era una marca de tiranía (1974: 113) pero que esta disposición se modificó a lo largo del tiempo: con la aparición de los Imperios, los pobres soportaron onerosos tributos sobre las tierras que habitaban y/o labraban (114). De esta manera el autor concluye que en la ciudad-estado se dio un fenómeno extraordinario para el mundo antiguo: la incorporación del campesinado a la comunidad política, como miembro con todos los derechos (114).  Si bien Finley restringe su afirmación al mundo antiguo, interpreto que la situación por él señalada no tiene parangón en el mundo actual. Como ya he señalado más arriba, la constante en la historia del campesinado es la sujeción de los mismos, considerados como grupo, a los grupos dirigentes de la sociedad en que se hallen inmersos. En el mismo sentido el Dr. Gallego escribe que una nueva clase de granjeros libres (…) buscó y consiguió acotar el poder aristocrático y transformarse en un grupo de peso dentro de la pólis (2009: 37) y, que esta situación no tiene precedentes en la historia y, según entiendo, nunca volvió a repetirse: el modelo griego no encaja en categorías sociológicas como sociedad primitiva, sociedad campesina o sociedad industrial (Amouretti, 1986: 199 en Gallego 2009: 38).  Con el objetivo de examinar este concepto, la condición de singularidad del campesinado griego, presentaré brevemente una vieja polémica entre dos posturas, dos visiones, que proponían una mirada sobre el mundo antiguo, a saber, la disputa entre primitivistas y modernistas.
Según Bresson (2007: 8-9), en 1893, el economista y catedrático de la Universidad de Leipzig, Karl Bücher, publicó un ensayo titulado “Génesis de la economía política” y expuso allí su concepción que más tarde se llamaría primitivista de la economía antigua. Poco tiempo después, en 1895, el especialista en antigüedad griega Eduard Meyer, profesor de la Universidad de Hamburgo, pronunció una conferencia, publicada como “El desarrollo económico de la Antigüedad” donde refutó las teorías de Bücher. La concepción refutada sostiene que la economía antigua presentaba un estado poco avanzado, con una producción de carácter doméstico, destinada fundamentalmente a satisfacer el consumo doméstico, con un mercado muy limitado en tanto que los procesos de transferencia se verificaban en la rapiña o en la guerra. El modernismo propone una visión desde los tiempos homéricos hasta la época helenística y no admite comparación siquiera entre los subperíodos de los períodos mencionados. Para el autor no existen dudas: la antigua Grecia tiene todas las características de una economía desarrollada, caracterizada por el intercambio en los mercados, por el uso de monedas, por la división del trabajo y una industria que mostró sus logros en la Guerra del Peloponeso. Frente a la disyuntiva, el mencionado autor francés afirma: on devra aussi poser la question fondamentale de cette apparente ambivalence de l’economie de la Grèce ancienne, qui, paradoxalment, pouvait supporter tout à la fois le jugement “primitiviste” de Bücher et la visión “moderniste” de Meyer (2007: 9).

Un caso testigo: los trapezai en Atenas
A modo de ejemplo y con el fin de ilustrar las tesis de Bücher y Meyer deseo presentar el caso de los trapezai en la Atenas clásica. Edward Cohen, en su libro Athenian economy and society… realiza varios aportes al estudio de la sociedad griega, uno de ellos es el análisis del rol del trapeza, un corredor, agente de cambio de monedas (1992: 8). El mismo autor señala que es un erroneus anachronism. Más adelante dice que  el término griego trapeza significa “mesa” y deriva por metonimia de la superficie sobre la cual la moneda fue manipulada en el mercado y la palabra moderna “banco” proviene del genovés “banc(h)a” y denota el trabajo de cambio de monedas realizado en su superficie. En el final del capítulo del libro citado encuentro la siguiente afirmación: the trapeza was in economic essence not a bank, but a pawnshop (1992: 25). El error conceptual en el que pueden caer investigadores poco avezados o fuertemente ideologizados, interpreto, consiste en trasponer nociones actuales, ideas del siglo veintiuno y pretender que funcionen en el mundo clásico. Según explicó Cohen, es improcedente hablar de bancos, banks, en su lugar propone emplear el término casa de empeños, pawnshop puesto que las tareas que efectivamente realizaron esos corredores, brokers, no se ajustan a las tareas del banquero. Por ejemplo: las personas que entregaron sus bienes al trapeza, lo hicieron con el único y exclusivo propósito de salvaguardarlos, de mantenerlos seguros y por este motivo tienen un absoluto e incondicional derecho a que sus bienes les sean restituidos (Cohen 1992: 23). Luego, a partir de caso testigo propuesto y siguiendo Bresson concluyo hasta aquí postulando que la especificidad del mundo griego rehúye las simplificaciones y esquemas teóricos; el modelo dicotómico, que yuxtapone dos tipos de economías, sin comunicación entre ellas, debe ser revisado (2007: 10).

Polis y sinecismo
La pregunta o preguntas que me formulo, entonces, son: ¿en qué consiste la especificidad del mundo griego? ¿Qué proceso o procesos económicos, sociales, políticos se verificaron en aquel espacio y en aquel tiempo del mundo antiguo que dieron como resultado un campesinado con unos privilegios y una libertad como nunca antes y nunca o casi nunca después se observaron? En primer lugar, deseo examinar ese entramado espacial y a la vez político, que congrega a una comunidad y su territorio en ese núcleo civilizador que se denominó polis. El profesor Gallego define a la polis como una corporación compuesta por un núcleo urbano (ásty) circundado por los campos de labor que constituían el territorio (khóra) de la pólis conformado así una unidad indivisible (2009: 31). En la definición entiendo que la khóra, en tanto lugar de trabajo primario no constituía, como en la actualidad, un suburbio, una periferia. Antes bien, la expresión unidad indivisible le otorga al ásty una naturaleza agraria, o urbano-rural, como en un continuo, a mi criterio. Por su parte, Finley afirma que en el mundo antiguo la mayoría de las personas vivía, de un modo o de otro, de los productos agrícolas y que, por lo tanto, la tierra era fuente de todo bien material y moral (1973: 116). La siguiente pregunta que me formulo es ¿cómo llegó la khóra a unificarse con el ásty? La respuesta a mi interrogante, según entiendo, consiste en entender un lento proceso de transformación denominado sinecismo. Gallego define al sinecismo como un proceso de agregación (synokismós) que dio lugar progresivamente a la aparición en la Grecia antigua de entidades más abarcadoras que las comunidades aldeanas, dando por resultado la conformación material y política de la ciudad-estado (2009: 33). Este proceso de agregación con una lógica segmentaria (2009: 54) que se inicia en el campo y termina o continúa en la ciudad proporcionó a las unidades políticas nacientes rasgos que las volverían únicas e irrepetibles a lo largo de la historia. Esta dinámica consiste en la unión de elementos análogos y procede reuniendo hogares en aldeas y aldeas en ciudades. Por lo tanto, mediante el sinecismo se explicaría el nacimiento de la pólis. A continuación, y en penúltimo lugar, previo a la conclusión de este trabajo, desarrollaré sintéticamente la dimensión moral observable en el campesinado que devino ciudadano de la pólis.

La dimensión moral del campesinado
Una paradoja del proceso ya descripto y denominado sinecismo se encuentra en el hecho de que los protagonistas de este proceso son los aristócratas y que, con el tiempo y con luchas, el campesinado conquistará sus espacios de poder, puesto que los señores que tienen voz en el ágora no estarían interesados en representar o dar lugar a las demandas de los sectores populares; al menos no necesariamente: la formación por la cual la pólis se establece espacial, religiosa y políticamente es un proceso que en principio gira en torno a la aristocracia y que el campesinado, no sin lucha, va a poder utilizar luego en su provecho (Gallego 2009: 49). Deseo destacar aquí que no existe consenso entre los investigadores del mundo antiguo en torno a la cuestión de si Atenas constituyó o no, un caso excepcional dentro del desarrollo griego que tiende a la formación de la pólis y que se explica por el proceso de sinecismo. Por ejemplo, Whitehead [(1986: 8) en (Gallego 2009: 75)] propuso reservar el término sympoliteía para el caso ateniense y synoikismós para el resto de las pólis. Según entiendo, el autor indirectamente citado desea remarcar el hecho de Atenas siempre fue un foco político e ideológico de referencia (2009: 75). Sin embargo, Gallego afirma más adelante que Atenas no constituye tal caso excepcional, antes bien, los testimonios de la arqueología indican lo contrario: la continuidad de la ocupación de Atenas durante la edad oscura y la similitud de los restos hallados allí y en el Ática no suponen una unidad estatal inmediata sino el efecto de desarrollos posteriores. Atenas, pues, puede encuadrarse en el proceso general inherente al surgimiento de la polis (2009: 76). En forma parcial concluyo hasta aquí, que, mediante el ya explicitado proceso de sinecismo y su característica lógica segmentaria, el Ática, ya en los tiempos de la edad oscura experimentó un hecho singular. El campesinado, con las limitaciones a este término anteriormente expuestas en este trabajo, atravesó diferentes estadios, medidos en milenios, y el resultado de estos movimientos se plasmó en la conformación de una sociedad que lo tuvo como uno de sus protagonistas, con una serie de derechos que incluyeron el estatus de ciudadanía. Y este concepto, si se me permite, el de ciudadanía del campesinado, me lleva al siguiente apartado en este trabajo.

Ciudadanía del campesinado
Dice Gallego que es verificable un contraste entre dos modos de entender el orden social; estos modos o maneras se encuentran presentes en las fuentes literarias: en ocasiones se han contrapuesto las visiones de Homero y Hesíodo sobre la sociedad: en tanto que la primera se centra en la clase aristocrática, la segunda provee el enfoque de los campesinos no nobles ampliamente ignorados por primera (2009: 52). Según veremos a continuación, la mirada hesiódica se impuso con el tiempo y de esa forma los campesinos alcanzarán el estatus de ciudadanos. Para el poeta, la pólis justa es aquella estructurada alrededor de los valores del oîkos: equidad, justicia y distribución; esta concepción se opone a los valores de la ciudad: diferenciadora, injusta y devoradora (2009: 52). Se desprende de lo examinado hasta aquí que, la pólis, en tanto comunidad articulada según los principios domésticos adquiere una dimensión moral que trasciende los límites políticos y económicos: el imaginario simbólico del mundo agrario define la esencia misma de la pólis. El intercambio de dones y contra dones, es decir, la reciprocidad equilibrada, gobierna los vínculos entre los aldeanos en un marco que debe ser igualitario y justo, tanto moral como materialmente (2009: 49). Precisamente, esa noción de reciprocidad, de justicia distributiva que ordena no sólo las transacciones económicas sino también las relaciones sociales conforma la base igualitaria de la pólis. Los campesinos integran un tejido social que es una comunidad política de hogares y familias, o de familias y aldeas, en la que vida en común es un producto de la amistad y cuyo fin es la vida buena [Aristóteles 1280b 29-81a4 en (Gallego 2009: 57)]

Conclusiones
En primer lugar presenté la definición general de campesino y campesinado, y sus componentes básicos, a saber: la unidad de producción y consumo de naturaleza familiar; la actividad agropecuaria; una cultura específica y la presencia de agentes externos. La polémica entre primitivistas y modernistas, y su ejemplificación mediante el caso de los trapezai, permitió, por un lado, criticar la mirada reduccionista que concibe un modelo de organización antiguo a partir de la extrapolación de nociones del mundo contemporáneo, por otro, poner en relieve la singularidad del mundo griego arcaico. El examen más detenido de la idiosincrasia cultural y el valor de la tierra, aplicadas a la Grecia antigua requirió del auxilio del concepto de sinecismo, entendido como proceso particular y único que, partiendo de un continuo económico y social, atraviesa las relaciones familiares, hacia adentro del núcleo productivo oîkos y hacia afuera en el terreno de la khóra, hasta absorber e integrar la aldea, ásty, para llegar a constituir una nueva unidad política, económica, social y cultural: la pólis.  Como consecuencia de su integración en la pólis, debido al sinecismo ya descripto brevemente, y a otros procesos no mencionados en este trabajo como por ejemplo, las guerras, el campesinado deviene ciudadano, alcanza un estatus de privilegio, de naturaleza excepcional para el mundo antiguo,  que se exportará mediante la formación de colonias, integradas por labradores. El hecho singular y único en su género, ya señalado más arriba en este escrito, del lugar excepcional ocupado por el campesinado en la Grecia antigua, su integración como ciudadanos con plenitud de derechos y representación en los nacientes núcleos urbanos de entonces, me permite concluir este escrito con la siguiente afirmación: el campesinado en la Antigua Grecia se constituye como sujeto pleno de derechos en el marco de la pólis.

Bibliografía

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