Educación y participación



Siempre creí que la docencia no debería consistir en la repetición de fórmulas consagradas por la antigüedad, ni en la reproducción de recetas que fueron útiles y tal vez lo sigan siendo para un grupo dentro de un contexto áulico determinado. Por otro lado asisto al desarrollo de una sociedad profundamente atravesada por el entramado de las redes y sistemas de interconexión digital. Día a día me pienso como un formador formado en un paradigma positivista que educa a jóvenes situados en una realidad huidiza y esquiva al saber teórico. Encontré en la metáfora de la participación una manera de abordar mi labor cotidiana y de pensarme como pedagogo.


La concepción dinámica del aprendizaje, entiendo, corre al docente del lugar "privilegiado" en el proceso de enseñanza. Si la clase forma parte de una comunidad y esta se encuentra mediatizada no sólo por los discursos sino también por las miradas de sujetos inmersos en un universo fluido y cambiante, ajeno al mundo estático y ordenado que el docente (al menos quien esto escribe) espera, el educador del presente debe conocer la tecnología que utilizan sus alumnos. Esta concepción dinámica, además, requiere del trabajo conjunto entre alumnos y docente, pensados no como recipientes y proveedor respectivamente, antes bien, como participantes de un proceso de construcción de saberes para una comunidad en la cual todos los actores mencionados son partes integrantes de la misma.

1 comentario:

  1. Alejandro, es muy atinado lo que señalás. Es un gran desafío replantear los esquemas que hace tanto llevamos incorporados, como docentes y como alumnos.

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