La lectura del módulo me deparó muchas inquietudes, verbigracia: en la Web 1.0 existía una suerte de monopolio por parte de los poseedores del saber tecnológico que, organización centralizada mediante, determinaban qué leer, cómo, cuándo. Otra: el circuito semicerrado del conocimiento favorecía la superespecialización y por lo tanto el alejamiento de la realidad educativa. Una más: la jerarquía suponía un crecimiento moderado y hasta cierto punto previsible.
La Web 2.0, que, si bien entendí, convive con el modelo precedente, supone un cambio de paradigma hacia un universo participativo, abierto, nodal, en desarrollo y reformulación constantes. Nuestros educandos, hijos de la era digital, experimentan el universo 2.0 como un hecho natural y naturalizado. El desafío para nosotros, creo, es pensar y repensar las herramientas que usamos o usaremos para construir, cual inteligencia colectiva, buscadores y productores de saberes. En suma: ellos y nosotros formamos parte integrante de la Web 2.0.
Alejandro, me resultan muy interesantes las líneas de reflexión que proponés. En particular me pregunto por el rol de los docentes en este proceso de transformación y cambio de paradigma. Si esta transformación tiene el potencial de conducir a una democratización de los saberes, seguro no ocurrirá como resultado de un devenir necesario ni garantizado. Probablemente, además de las reflexiones individuales y las prácticas que llevemos a cabo particularmente, deban darse discusiones académico-pedagógicas que atraviesen ese proceso, y creo que sería interesante también que en estas discusiones haya un verdadero lugar para la polifonía y todos los actores de la comunidad educativa tengan su participación.
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